Argentina: Macri y la inflación.

La inflación de 2018, 47,6 por ciento, es la más alta desde 1991

No fue magia el record de inflación de Macri.
La devaluación, producto de la inconsistencia del esquema macroeconómico del Gobierno, los tarifazos y la falta de controles sobre los formadores de precios dispararon la inflación del año pasado a su mayor nivel en casi tres décadas.
La disparada de los alimentos por la devaluación, los aumentos de combustibles y la suba de tarifas catapultaron la inflación.
La disparada de los alimentos por la devaluación, los aumentos de combustibles y la suba de tarifas catapultaron la inflación. 

La inflación fue del 2,6 por ciento en diciembre a nivel nacional, con lo cual llegó en doce meses a un 47,6 por ciento, el mayor registro en 27 años. El 2018 fue el año de más alta inflación si se tiene en cuenta todo el período de convertibilidad –salvo el año de su inicio–, el período de la Alianza, la crisis de 2001 y los tres gobiernos kirchneristas. Este logro del gobierno de Cambiemos no fue un acto de magia, sino que fue tejido en años previos en base a un deterioro cada vez más marcado de la situación externa que estalló en abril pasado, fue acompañado por tarifazos y falta de control de parte del Estado de precios sensibles para el bolsillo. La inflación produjo un deterioro generalizado de las condiciones de vida y fue además determinante en el giro del escenario político en contra del oficialismo y del hundimiento de la economía nacional.

Si bien en noviembre y diciembre la inflación se moderó frente a los meses explosivos previos, sigue muy alta (ver aparte) y el BCRA comunicó que “debido a que la política monetaria actúa con rezagos, a correcciones de precios regulados y acuerdos salariales pendientes, se espera que la inflación mensual se mantenga en estos niveles en los próximos meses”. Es decir, la autoridad monetaria reconoce que la inflación tardará al menos todo el verano en mostrar mayor moderación, y será consecuencia de una recesión cada vez más profunda.

Del impacto de la avalancha de precios el año pasado, una cuarta parte se explica por alimentos y bebidas, que subió un 51,2 por ciento en doce meses. Según el Indec, el kilo de harina estaba hace un año 11 pesos y el mes pasado llegó a 30 (suba del 172 por ciento), mientras que el arroz blanco pasó de 22 a 38 pesos (77 por ciento). Durante 2018, se duplicó el precio de los fideos tipo guiseros, de 20,50 a 41 pesos y el pollo subió de 39 a 64 pesos (64 por ciento). El aceite de girasol de 1,5 litros pasó de 55 a 98 pesos (78) y el sachet de leche, de 22,80 a 33,50 pesos (47,0).